Cómo hacer crema catalana con su azúcar quemada. Receta tradicional
Ingredientes para 4 raciones
- 500 ml de leche (normalmente se utiliza leche entera, pero la hemos preparado también con leche semidesnatada y está igualmente riquísima y cremosa).
- 1 rama de canela.
- La piel de medio limón.
- La piel de media naranja.
- 4 yemas de huevo.
- 15 g de maicena.
- 60 g de azúcar más 1-2 cucharadas soperas por ración para caramelizar por encima.
Es un postre casero tradicional y en esta receta os enseño a prepararla para que os quede con una textura cremosa y sin grumos, muy aromática y sabrosa y como colofón veréis lo sencillo que es quemar el azúcar por encima con un soplete. La receta no puede ser más sencilla y lo mejor de todo es que se puede preparar con 2 o incluso 3 días de antelación.
Preparación, cómo hacer la receta de crema catalana
- Quítale la piel a la naranja y al limón pero solo la parte más superficial de forma que no arrastre parte blanca, solo debe ser naranja o amarilla respectivamente. La parte blanca amarga y por eso no nos interesa.
- En un cazo a fuego medio pon la leche junto con la rama de canela y la piel de la naranja y la piel del limón. Justo antes de que empiece a hervir (verás que empieza a haber burbujitas pequeñas en la superficie y quizás un poco de telo propio de la leche, o si tienes un termómetro antes de que llegue a 100ºC), retira el cazo del fuego.
- Mientras, en un bol pon las yemas de huevo junto con el azúcar y la maicena y bátelo todo con unas varillas. Verás que al principio la mezcla es un poco seca, pero si sigues batiendo enérgicamente poco a poco se volverá cremosa y finalmente tendrá un aspecto bastante homogéneo, que es lo que buscamos.
- Vierte en el bol la leche infusionada poco a poco y haciéndola pasar por un colador para que se queden en él las pieles de los cítricos y la rama de canela. Remueve la mezcla.
- De nuevo vierte la mezcla en el cazo que habías utilizado y ponlo a fuego bajo mientras remueves sin parar para que no se te pegue a la vez que se va espesando.
- Ten paciencia porque tarda unos minutos, finalmente verás que se empieza a espesar casi de golpe. Cuando el aspecto sea como el de nuestra fotografía en el que los surcos de las varillas se empiezan a notar apártala del fuego, ¡ya está lista!
- Repártela en los moldes o recipientes en los que la vayas a servir, lo más tradicional es servirla en cazuelitas de barro como éstas pero si no tienes no pasa nada. Si no te queda muy lisa por arriba puedes alisarla con el reverso de una cuchara.
- Cuando esté fría puedes introducir los recipientes en la nevera para que repose al menos 4 horas, aunque personalmente me gusta prepararla de un día para otro y así reposa toda la noche en la nevera.
- Justo antes de servirla esparce azúcar por encima, la cantidad es al gusto pero te recomiendo entre una y dos cucharadas soperas. Carameliza el azúcar con ayuda de un soplete y ya la tendrás lista para servir.
Tiempo: 20 minutos, y al menos 4 horas de reposo y enfriado
Sirve y degusta
Recuerda caramelizar el azúcar justo antes de servir la crema catalana para que llegue crujiente y perfecto a la mesa. Podrás conservarla 2-3 días en la nevera sin problemas.
Lo mejor de esta receta, además del sutil sabor a canela y cítricos, es el contraste de texturas de la crema y la capa crujiente de azúcar. La forma de comerla es partiendo esa capa con la cuchara dándole unos golpes y en cada cucharada llevar a la boca crema junto con capa crujiente de azúcar, una delicia de auténtico… ¡escándalo!
Variaciones
Una de las pocas variaciones que existen es utilizar solo piel de naranja o solo de limón. También se puede modificar la cantidad de azúcar de la crema, en este caso y como la capa crujiente compensa he decidido ponerle poquito azúcar de forma que queda una crema de sabor suave y aromático, pero puedes utilizar la cantidad de azúcar que prefieras.
Consejos
Puedes preparar la crema catalana con antelación ya que te puede aguantar 2-3 días en la nevera, pero recuerda quemar el azúcar siempre justo antes de servirla para que llegue crujiente a la mesa.
Recuerda elaborar la receta siempre con fuego medio e incluso bajo porque, aunque de esta forma tarda un poco más, te aseguras que no se pega al cazo y queda perfecta de textura y sin grumos.