Mac and cheese o macarrones con queso, una receta de pasta irresistible
Ingredientes para 4 personas
- 400 g de coditos. Una ración puede ir entre 80 y 120 g por persona, según gustos y si es plato único o no en tu menú.
- 400 g de quesos. A mi me gusta utilizar mitad de gouda y mitad de cheddar, pero puedes utilizar los que prefieras.
- Un poco de pan rallado para cubrir la pasta.
- Sal.
- Para la bechamel casera:
- 500 ml de leche (el equivalente a un poco más de dos vasos).
- 45 g de mantequilla sin sal (unas 3 cucharadas soperas).
- 30 g de harina de trigo (unas 2 cucharadas soperas).
- 2 cucharaditas de postre de mostaza francesa (opcional).
- Sal y especias al gusto. Yo utilizo nuez moscada y pimienta negra recién molida.
Es un platazo de pasta irresistible, sin duda alguna la que todo amante de la pasta y también de los quesos derretidos y gratinados debe probar. La clave del plato es una cremosa bechamel casera que va repleta de queso y que le da al plato una textura y sabor únicos.
Verás en la receta indicaciones para saber qué tipos de quesos le van mejor a este plato, cuanto cocer la pasta y también cómo conseguir un gratinado extra crujiente.
Cómo preparar mac and cheese o macarrones con queso
- Empezamos cociendo la pasta. Pon abundante agua a cocer en una olla a fuego fuerte y cuando hierva echa una cucharadita de postre de sal y los coditos y en cuanto hierva el agua de nuevo (tardará muy poco) empieza a contar los minutos que indique el paquete. En mi caso han sido 8 minutos.
- Cuando estén listos los coditos escúrrelos y ponlos en una fuente apta para horno.
- Mientras se cuece la pasta prepara el resto de la receta para tenerlo todo listo cuando ésta esté cocida. Si el queso no era rallado, rállalo grueso o haz como yo, utiliza un pelapatatas para cortarlo en tiras (también lo puedes hacer con un cuchillo.
- Para preparar la bechamel utiliza un cazo suave. Echa en él la mantequilla, ponlo a fuego suave y espera a que se derrita.
- Incorpora la harina y mezcla con unas varillas para que no se formen grumos y el aspecto sea homogéneo.
- Cocina durante 2-3 minutos sin parar de remover con las varillas para que la harina pierda su sabor crudo y aporte el mejor sabor posible a la bechamel. Verás que empieza a tomar un cierto color dorado.
- A continuación añade un poco de leche (algo menos de la mitad, y deberá estar templada así que puedes calentarla previamente en un cazo o en el microondas) a la vez que sigues mezclando con las varillas sin parar. Cuando se haya integrado todo e incluso empiece a espesarse añade otra tanda de leche y cuando vuelva a espesarse incorpora el resto. Recuerda tener en todo momento el fuego suave y no dejar de remover con las varillas.
- Dependiendo de la temperatura del fuego puede tardar unos 10 minutos en espesarse, a veces más y a veces menos. Ve removiéndola con las varillas de vez en cuando para que no se formen grumos, y si mantienes la temperatura suave será muy sencillo conseguirlo.
- En mitad del proceso precalienta el horno a 200ºC con calor arriba y abajo y ventilador.
- Añade sal al gusto y también las especias, que en mi caso suelen ser nuez moscada y pimienta negra recién molida, y también la mostaza.
- Cuando la salsa esté cremosa y con la textura que estés buscando, apártala del fuego y pruébala por si tienes que rectificarla de sal. Eso si, ten en cuenta que al enfriarse sigue espesándose un poco más. Para esta receta en concreto yo me gusta esperarme a que esté muy espesa ya que después vamos a gratinar la pasta en el horno y eso hace que la bechamel se vuelva un poco más densa y seca.
- Ya fuera del fuego añade casi todo el queso. De los 400 g yo suelo reservar 100, pero puedes hacerlo a ojo. Mezcla un poco con las varillas para que se deshagan, verás que se forman los típicos hilos del queso derretido.
- Vierte la bechamel con el queso sobre los coditos y mézclalo bien.
- Reparte por encima el queso que habías reservado y también un poco de pan rallado, en cantidad al gusto, yo normalmente utilizo 2 o 3 cucharadas soperas. Si te gusta que la superficie quede crujiente, échale más cantidad.
- Introduce la fuente con la pasta y la salsa en el horno a altura un poco por encima de lo que sería la mitad y espera a que se gratine y la superficie se vea dorada, tardará unos 10 minutos.
Tiempo: 45 minutos
Sirve y degusta
Este plato de pasta hay que comerlo bien caliente, con la bechamel cremosa, los quesos derretidos y la capa superior gratinada. Puede ser recién hecho pero también se puede preparar con antelación, y para ello tienes dos opciones. Puedes dejarlo todo listo a falta del horneado final, o incluso hornearlos por completo y recalentarlos en el horno unos minutos o en el microondas. Se pueden conservar en la nevera 2-3 días y también congelarse, y si ves que con el reposo se han quedado un poco más densos puedes añadir un poco de leche para que la salsa vuelva a estar más cremosa.
Es una auténtica delicia de plato, hecho para los amantes de la pasta y por supuesto del queso, que se presenta derretido y también gratinado, dos de las formas en las que a mi parecer más apetecible está. Disfruta con su cremosidad y su sabor, está de auténtico… ¡escándalo!
Variaciones
Puedes utilizar otro tipo de pasta como macarrones o espirales, pero no te recomiendo pasta larga porque podría quedar demasiado apelmazado.
¿Prefieres los mac and cheese ultracremosos y sin gratinar? Pues no tienes más que servirlos sin pasarlos por el horno, simplemente con la bechamel de quesos por encima y un toque de pimienta negra molida.
Para un toque diferente puedes incluir algún queso azul o rulo de cabra a la mezcla, le dará mucha potencia, y algo que a mi me encanta ponerles son espinacas cocidas y troceadas, ya que mezcladas con la bechamel quedan como unas espinacas a la crema y con la pasta quedan fenomenal.
Consejos
Normalmente en los paquetes de pasta indican dos tiempos para cocerla y el primero de ellos es el que se considera «al dente», quedando la pasta cocinada pero entera, sin llegar a estar blanda. Para recetas en las que la pasta se mezcla con una salsa cremosa como en este caso lo ideal es cocinarla al dente porque después, al mezclarla con la bechamel y también hornearla, se seguirá cocinando un poco más y sería una pena que quedase demasiado blanda.
Para recalentar este plato si es que te ha sobrado te recomiendo añadir un poco de leche y calentarlo en el horno a 180ºC unos pocos minutos o alrededor de 1 minuto en el microondas, así conseguirás que la salsa «reviva» un poco y vuelva a estar cremosa.