Pan casero en cazuela. Receta muy fácil para hacer pan en casa
Ingredientes para un pan en una cazuela de 24 cm de diámetro
- Prefermento:
- 100 g de harina de trigo integral (puedes hacerlo también con harina de trigo blanca, en ese caso añade solamente 60 g de agua).
- 65 g de agua.
- 3 g de levadura fresca o 1 g de levadura de panadería seca.
- Masa:
- 500 g de harina de trigo panificable (debes ver en el paquete que cada 100 g ponga que tiene de proteínas entre 10 y 11 g). Suele encontrarse en cualquier supermercado como harina de fuerza, pero fíjate en los valores de las proteínas.
- 335 g de agua.
- 10 g de sal.
- 0,5 g de levadura fresca o 0,2 g de levadura de panadería seca.
- Un poquito de aceite de oliva virgen extra.
- Una cazuela u olla con tapa y que se pueda meter en el horno. No puede tener ninguna pieza de plástico, y si el asa de la tapadera es de plástico, destorníllala y quítasela. Si la tapa tiene algún agujerito a modo de respiradero o el propio agujero de haber quitado la tapadera, tápalo introduciendo en él papel de aluminio.
Es una de las formas más sencillas para hacer buen pan en casa y lo único que necesitas son unos sencillos ingredientes y una olla que puedas introducir en el horno. Incluso si no dispones de olla puedes ir más abajo a la sección de Variaciones de la receta y conocer el truco para hornear este pan dándole otras formas o sin olla. Pero ¿por qué es tan importante la olla? Verás, para que se forme la corteza del pan se necesita que el horno tenga humedad al empezar el horneado y así imitar un auténtico horno panadero. Esto lo conseguimos con la olla porque, al tapar el pan dentro del horno, su propio vapor le proporciona la humedad que necesita y así se consigue una corteza ideal.
Preparación, cómo hacer pan casero en cazuela
- Vamos a preparar el prefermento. Pon los 65g de agua en un vaso y caliéntalo apenas 5 segundos en el microondas para que se temple un poco.
- Diluye la levadura en el agua ayudándote con una cuchara hasta que se disuelva por completo.
- En un recipiente pon la harina, vierte el agua con la levadura por encima y mézclalo todo (con una cuchara o paleta) hasta que los ingredientes se integren por completo.
- Coge la masa con tus manos, amásala un par de minutos sobre una superficie y haz una bolita con ella.
- Déjala en el recipiente, tápala deja que fermente durante una hora o hora y media a temperatura ambiente (en invierno busca una habitación cálida y en verano una fresquita, pero sin corrientes de aire) hasta que doble su volumen, o si quieres seguir al día siguiente con la masa introduce el recipiente en la nevera. Puede estar en la nevera hasta 3 días, esperando para ser utilizado, y eso te ayuda a organizarte el horario fenomenal para preparar el pan cuando tú prefieras.
- Cuando el prefermento esté listo y haya subido de volumen, pon en un recipiente grande (que pueda caberte de sobra la masa fina, viendo las siguientes fotos lo entenderás) los ingredientes de la masa excepto la sal: el agua, la levadura (remueve un poquito con una cuchara para que se disuelva), el prefermento y la harina panificable. Mézclalo todo bien con ayuda de una cuchara o paleta.
- La masa resultante será pegajosa, así que dentro del propio recipiente ve cogiéndola de los laterales y doblándolos hacia dentro, así varias veces, y déjala reposar 30 minutos tapada.
- Ponle la sal a la masa, y verás que ya puedes amasarla sin que se te pegue apenas a las manos. Si por lo que sea se te sigue pegando bastante, déjala reposar 10 minutos tapada y vuelve a intentarlo, los reposos hacen que se vuelva más manejable y menos pegajosa.
- Amásala 10 minutos doblándola sobre sí misma. Puedes ver en estas fotografías cómo lo voy haciendo: doblo un extremo sobre sí mismo, entonces lo aplasto con la zona de mi mano cercana a la muñeca, giro un poco la masa hacia la derecha y hago lo mismo. Debes conseguir una masa de textura suave y nada pegajosa.
- Puedes seguir utilizando el mismo recipiente grande en el que hemos creado la masa. Échale un chorrito de aceite y coloca la masa en él. Ahora deberá fermentar a temperatura ambiente, tapada, durante unas 3 horas o hasta que doble su volumen, o bien de nuevo fermentación en nevera (mínimo una noche entera, máximo 3 días). Yo suelo realizar la fermentación en nevera porque así preparo la masa por la tarde y al día siguiente lo horneo.
- Cuando ya haya subido tendrá un aspecto «fofo» y lleno de aire.
- Enharina una superficie, coloca la masa encima y hazle pliegues desde los extremos hacia dentro para formar una especie de hatillo.
- Dale la vuelta y deja que repose con los pliegues hacia abajo sobre la superficie enharinada y tapada con un paño durante una hora.
- 20 o 30 minutos antes de que se cumpla la hora, precalienta tu horno a 250ºC con resistencia arriba y abajo y con la cazuela con la tapa en su interior para que se calienten (recuerda que no tengan ninguna pieza de plástico y que los posibles agujeros de la tapa estén tapados con papel de aluminio).
- Cuando la masa haya estado reposando una hora, saca la olla del horno y coloca la masa en ella dándole la vuelta de nuevo de forma que los dobleces del hatillo ahora estén arriba. Ten mucho cuidado de no quemarte al introducir el pan en la olla! Te recomiendo manipular la olla con guantes de horno para evitar cualquier quemadura.
- Rápidamente tapa la cazuela con la tapadera y al horno a una altura un poco por debajo de lo que sería la mitad del horno.
- Al cabo de 15 minutos retira la tapadera, baja la temperatura del horno a 200ºC y deja que se cocine alrededor de 50 minutos o hasta que veas que la corteza se ha dorado bastante.
- Saca la olla del horno y el pan de ella y colócalo en una rejilla para que se enfríe sin humedecerse y esté crujiente.
- Déjalo enfriar antes de cortarlo para que su estructura se asiente y esté perfecto.
Tiempo: 40 minutos de mezclado y amasado + varias horas de reposo según el método elegido + 60 minutos de horneado
Sirve y degusta
Déjalo reposar al menos 30 minutos para que se enfríe completamente. Corta las rebanadas con un cuchillo bien afilado para evitar que se desmigue, y deléitate con este pan que ya de por sí tiene muchísimo sabor y está increíble. Tus desayunos, almuerzos, comidas, meriendas y hasta cenas no volverán a ser lo mismo 😉
Además con la práctica serás capaz de hacer todo el proceso con más seguridad e irás disfrutando cada vez más preparando tu propio pan en casa. Sigue nuestro completo paso a paso y te quedará de… ¡escándalo!
Variaciones
Esta receta admite una flexibilidad increíble porque admite incluir todo tipo de semillas y frutos secos, incluso unas pasas le quedarán genial. Quesos rallados, hierbas aromáticas e incluso especias tienen cabida en este pan 😉
Con esta misma masa puedes preparar bollos individuales de 50-60 g de peso, dándoles la forma que prefieras y obviamente prescindiendo de la cazuela. En ese caso y para que la corteza se consiga igualmente, introduce en el horno cuando empieces a calentarlo una bandeja metálica y colócala lo más abajo posible. Cuando introduzcas los panecillos sobre papel vegetal en una rejilla, echa un vaso de agua encima de la bandeja y cierra el horno, así se creará vapor suficiente para que consigan la corteza. A los 15 minutos saca la bandeja del horno y sigue como en la receta, reduciendo la temperatura del horno. Eso si, al ser pequeñitos necesitarán menos minutos de horneado final, así que vigílalos.
Consejos
Vigila el pan en el horno, que no se queme la corteza ni se haga en exceso.
Truco! A la hora de amasar, si la masa está demasiado pegajosa, déjala reposar 5 minutos y después vuelve a trabajarla. Repite este paso las veces que sean necesarias hasta que consigas una masa que no se pegue a los dedos y sea fácil de manipular. No caigas en el error de añadir más harina para poder trabajarla cuanto antes sin que se pegue, ya que el exceso de harina hace que el resultado sea menos esponjoso y ligero.
Para conservarlo, guárdalo en una bolsa de plástico bien cerrada, te aguantará perfectamente 4-5 días. También puedes congelarlo como el resto de panes, e incluso si lo has congelado ya cortado en rodajas, puedes descongelarlo poniendo la rebanada directamente en la tostadora.