Queso de cabra con cebolla caramelizada y nueces

Ingredientes para 4 personas

• Para preparar la cebolla caramelizada (y hacer bastante de una vez para que sobre):
  • 1 kg de cebollas (ten en cuenta que el resultado final será 1/4 del peso inicial, por lo que esta receta es para obtener alrededor de 250 g de cebolla caramelizada).
  • 6 cucharadas de azúcar moreno.
  • 50 ml de aceite de oliva.
  • 1 pizca de sal.
  • Opcional, para acelerar un poco el proceso y darle un pequeño toque ácido: 2 cucharadas de vinagre balsámico de módena.
• 4 rodajas de queso rulo de cabra, de al menos 1 cm de grosor.
• 1 cucharada de azúcar moreno.
• 2 cucharadas de nueces ligeramente troceadas.
• Acompáñalo con tostadas de pan 😉

Es ideal para acompañar un montón de tipos de canapés, aperitivos, pasteles salados, carnes, verduras… e incluso para hacer una tortilla de patatas con ella! Además tiene la curiosa propiedad de que contiene sus propios azúcares naturales, y simplemente hay que saltearla lentamente para conseguir que se vaya caramelizando. Este aperitivo o canapé es ideal para servir en una ocasión especial y sobre todo para los que somos auténticos fans de los quesos de potente sabor, ya que el contraste con la cebolla caramelizada es toda una exquisitez.

Preparación, cómo hacer queso de cabra con cebolla caramelizada y nueces

1. Primero vamos a prepara la cebolla caramelizada. Corta la cebolla en tiras muy finitas. En un cazo con el aceite y la sal, añade las cebollas. Pon el fuego lento y ve removiendo de vez en cuando, vigilando que no se pegue en el fondo, y que vaya pochándose poco a poco. Si en algún momento se te fuese a pegar, añade un poquito de agua y baja el fuego, quizás lo tengas demasiado fuerte.
2. Al cabo de 25-30 minutos, cuando esté la cebolla muy transparente, añade el azúcar y opcionalmente el vinagre, mézclalo todo bien y deja que se cocine durante 5 minutos más. Reserva.
   

   Cómo prepara la cebolla caramelizada

3. Una vez lista la cebolla, procedemos a elaborar lo demás. Coloca en un plato cada rodaja de queso de cabra, y espolvorea por encima un poco de azúcar moreno, cubriendo su superficie.
4. Para caramelizar el azúcar, tienes varias opciones:
   1. Con un soplete de cocina: aplica calor durante unos segundos sobre el azúcar moreno, y se derretirá ligeramente creando una capa crujiente encima del queso.
   2. En el horno: precalienta el horno a 180ºC solo con la resistencia superior encendida. En una bandeja o plato apto para horno, pon el queso de cabra con el azúcar, y cuando el horno esté a 180ºC, introduce en la zona más alta del horno y déjalo durante 2-3 minutos, hasta que veas que el azúcar se ha derretido casi por completo.
   3. En una sartén antiadherente: ponla a fuego fuerte, y cuando esté bien caliente, pon las rodajas de queso de cabra durante 1 minuto. Justo después de darles la vuelta, espolvorea el azúcar moreno por encima, ya que con el calor de la superficie del queso se derretirá ligeramente. Retira del fuego.
5. Sirve en un plato, con unas nueces troceadas por encima, y cebolla caramelizada en los laterales para que cada comensal cree sus propios canapés con una tostada.

Cómo caramelizar el azúcar moreno sobre el queso de cabra con ayuda de un soplete

Tiempo: 50 minutos

Sirve y degusta

Si te gusta el queso de cabra calentito, mejor prepáralo con las opciones que te hemos comentado al horno o con la sartén, y sírvelo inmediatamente. Si por el contrario te apetece a temperatura ambiente, con el soplete en un momento lo tienes listo. Sirve tostadas, que está de… ¡escándalo!

El preparar grandes cantidades de cebolla caramelizada es perfecto para que puedas utilizarla en otros canapés o aperitivos, ya que el contraste con ingredientes salados es exquisito 😉

Variaciones

Puedes caramelizar la cebolla solamente con aceite y sal, que es la receta tradicional, o añadiendo azúcar moreno y vinagre balsámico, que acelera un poco el proceso y le da un toque de acidez que queda perfecto con la cebolla.

Consejos

El queso de cabra se puede consumir tal cual, en frío, pero también caliente. Eso si, una vez esté caliente hay que servirlo inmediatamente, porque si se enfría su textura queda un poco «chiclosa» y plástica y es menos agradable.