Receta de focaccia italiana casera, fácil y exquisita, ¡para triunfar!
Ingredientes para una focaccia del tamaño de la bandeja de horno
- 500 g de harina panificable o panadera (debes ver en el paquete que cada 100 g ponga que tiene de proteínas entre 10 y 11 g). Suele encontrarse en cualquier supermercado como harina de fuerza, pero fíjate en los valores de las proteínas.
- 330 g de agua.
- 10 g de levadura fresca.
- 20 g de aceite de oliva virgen extra.
- 8 g de sal.
- Ingredientes para acompañar y cubrir la focaccia. Podemos utilizar una gran variedad, más abajo en la sección de Variaciones te doy algunas ideas. En este caso he utilizado aceite de oliva virgen extra, romero seco, aceitunas negras y tomates secos en aceite.
Perfecta para triunfar porque como resultado obtienes una focaccia ligeramente crujiente por fuera, tierna por dentro y con un toque de romero, aceitunas y tomate que le sienta fenomenal.
Digamos que es el pan típico en Italia y se caracteriza por ser bastante plano y siempre se aromatiza o acompaña con diversos ingredientes. En ocasiones es con hierbas o especias pero también con otros ingredientes como quesos, verduras, embutidos… No llega a ser una pizza fundamentalmente porque es más gruesa y se elabora con una masa con proporciones diferentes, suele llevar menos ingredientes (y más secos y en menor cantidad), y además es habitual tomarla como aperitivo. Aún así, siempre nos recordarán una a la otra, es inevitable.
Preparación, cómo hacer la receta de focaccia italiana
- Calienta el agua unos 10 segundos en el microondas para que esté tibia (la idea es que nunca supere los 30ºC, unos 25ºC sería lo ideal) y diluye en ella la levadura fresca.
- Puedes amasar esta masa a mano o con un robot, lo que prefieras. Pon en un bol (o en el bol del robot) la harina junto con la sal, mézclalas un poco y haz un hueco en el centro.
- Vierte en él la mezcla de agua y levadura. Como primer paso solamente queremos que los ingredientes se queden mezclados y el líquido esté prácticamente absorbido, así que puedes hacerlo mezclando un poco con una cuchara o bien con el robot, con el accesorio del gancho, mezclando más o menos un minuto a velocidad suave.
- Tapa el bol y déjalo reposar 10 minutos, así será mucho más fácil seguir con el amasado. Yo suelo tapar los boles de las masas que van a fermentar con un paño ligeramente humedecido o con un gorro de ducha de los desechables que suele haber en los hoteles (yo lo uso para esto porque se adaptan fenomenal a cualquier bol y se pueden reutilizar!).
- Vamos con el amasado:
- A mano: mójate un poco las manos ya que la masa es algo pegajosa, y ve plegándola de los lados hacia dentro. Haz esto durante un par de minutos y déjala reposar 4 o 5 minutos tapada, y repite esto hasta que la masa tenga un aspecto homogéneo y liso.
- Con robot amasador: amasa a velocidad suave durante unos 10 minutos o hasta que tenga un aspecto homogéneo y liso.
- Dobla por último la masa hacia dentro para que tenga forma de bola (puedes untarte la mano con un poco de aceite y así no se te pegará) y déjala reposar en un bol con un poco de aceite. Tapa el bol y según la temperatura ambiente puede tardar entre 1 y 2 horas. Yo un truco que suelo hacer es encender el horno a la temperatura más baja que permite (el mío a 35ºC), después lo apago y dejo dentro el bol.
- Forra una bandeja de horno con papel de horno y píntala con un poco de aceite de oliva. También hay quien utiliza un molde un poco más pequeño para que la focaccia le quede más gruesa, esto es cuestión de gustos.
- Coloca encima la masa sin manipularla apenas, simplemente extendiéndola un poco pero intentando que quede gruesa. Píntala con un poco de aceite de oliva y déjala subir de nuevo entre 45 minutos y 1 hora, que se note que está algo más inflada.
- Precalienta el horno a 250ºC con calor arriba y abajo y ventilador.
- Ahora viene la parte divertida, debes clavar la yema de tus dedos sobre la masa para darle su característica textura de hoyos por toda la superficie.
- Es el momento de añadir los ingredientes extra. En este caso he cortado las aceitunas negras en rodajas y los tomates secos los he picado.
- Distribúyelos por encima, espolvorea un poco de romero seco y termina pintándola de nuevo con aceite de oliva. Yo lo que suelo hacer es mojar un poco la brocha en el aceite de los laterales y la paso un poco por encima de forma ligera y suave para no arrastrar los ingredientes ni aplastar la masa.
- Baja la temperatura del horno a 220ºC, introduce la bandeja en el horno a altura media y hornéala durante unos 20-25 minutos o hasta que se vea ligeramente dorada por fuera. Si has decidido hornearla en una bandeja más pequeña para que quede más gruesa, podrá necesitar unos 30-35 minutos de horneado.
- Saca la focaccia del horno y pásala a una rejilla para que no se humedezca y quede crujiente por fuera.
Tiempo: 30 minutos de preparación, 2 o 3 horas de reposo y 30 minutos de horneado
Sirve y degusta
Lo ideal es que esperes unos 5 minutos al menos a que se enfríe un poco sobre una rejilla para que, con la humedad que sigue desprendiendo después del horneado, no se blandee. Eso si, a partir de esos 5 minutos tú eliges ya que se puede tomar caliente, templada o incluso totalmente fría. Puedes conservarla en una bolsa a temperatura ambiente 2-3 días sin problemas y también congelarla, aunque el toque crujiente lo irá perdiendo. Eso si, siempre puedes meterla en el horno unos minutos para recuperar ese puntito. ¿Quieres otro truco? Cuando no lleva muchos ingredientes encima como en éste caso, la pongo en la tostadora 2 o 3 minutos y queda caliente, crujiente por fuera y tierna por dentro y así no tengo que encender el horno.
Se puede comer sola tal cual y servirse por ejemplo como aperitivo pero también se puede utilizar como cualquier otro pan para preparar canapés (imagínatela cubierta de verduras asadas) o incluso a modo de bocadillo o sandwich, utilizando dos trozos y poniéndole por en medio ingredientes para rellenarla. La focaccia queda ligeramente crujiente por fuera y tierna por dentro, por lo que ya solo por la textura es un gustazo. Pero es que además está increíble de rica, como todas las masas caseras, y con el toque del romero, las aceitunas, el tomate y por supuesto un buen aceite de oliva, el resultado es de auténtico… ¡escándalo!
Variaciones
Una de las mejores cosas que tienen las focaccias es que se pueden acompañar con infinidad de ingredientes, siempre procurando que no le resten protagonismo a la masa en sí, pero dando ese toque distintivo que hace que sean súper apetecibles. Para empezar puedes utilizar hierbas y especias a tu gusto, por ejemplo un toque de orégano o albahaca o un poco de pimienta o pimentón le sienta fenomenal.
Además, utiliza quesos de cualquier variedad (¿te la imaginas con queso feta, mozzarella, rulo de cabra o roquefort?), aceitunas, jamón serrano, tápenas y anchoas para darle un toque salado, e incluso verduras como cebolla fresca o incluso caramelizada, tomates cherry, pimientos o calabacín cortado muy finito, y en conserva como alcachofas y espárragos.
Consejos
Respeta los tiempos, tanto la primera fermentación como la segunda, teniendo en cuenta la temperatura ambiente y cuidando de que suba pero que no suba en exceso porque eso sobrefermentaría la masa y haría que nuestra focaccia no cogiera volumen. También es importante que vigiles el horneado y si a los 20 minutos de horno no está su superficie dorada, déjala otros 5 minutos más.
Es muy importante que no añadas líquido a la focaccia con los ingredientes extra, por eso escurre bien algunos como las alcaparras, las olivas o las alcachofas en conserva.
Si te apetece tomar tu focaccia calentita pero se te ha enfriado puedes introducirla 2-3 minutos en el horno a 200ºC para que se caliente pero sin dorarse más.