Receta tradicional de buñuelos de calabaza, ¡buenísimos!
Ingredientes para unas 35 unidades
- 250 g de calabaza ya pelada y sin pepitas.
- 150 g de harina de trigo.
- 2 huevos M.
- 10 g de azúcar.
- Ralladura de la piel de 1/2 naranja.
- Ralladura de la piel de 1/2 limón.
- 1/2 cucharadita de postre de canela en polvo.
- Una pizca de sal para montar las claras.
- 5 g de levadura química o polvos de hornear.
- Azúcar para decorar.
- Abundante aceite para freír.
Este dulce es una auténtica delicia y además sencillo de preparar. Aunque es típico elaborarlos y comerlos en varias festividades y fechas destacadas a mi siempre me transportan directamente a Valencia y sus Fallas, siendo todo un clásico pedir en los diversos puestos que abarrotan la ciudad durante esos días el cartón de buñuelos de calabaza y un buen vaso de chocolate caliente. Quedan esponjosos y con una mezcla de aromas y sabores que los hacen únicos, y en la receta encontrarás muchos trucos para ir preparándola paso a paso y que te queden perfectos.
Preparación, cómo hacer buñuelos de calabaza
- Para cocer la calabaza córtala en trozos y ponla en un cazo con un poco de agua para que quede casi cubierta. Pon la temperatura del fuego para que esté alta y cuando empiece a hervir baja el fuego para que esté suave pero siga borboteando, y cocina la calabaza unos 25 minutos o hasta que puedas pincharla con un tenedor y notes que esté tierna.
- Guarda el líquido en el que has cocido la calabaza por si después lo necesitas, más abajo lo explico.
- Tritura la calabaza utilizando una batidora de mano, de vaso o un robot, hasta que quede cremosa y sin apenas grumos.
- Casca los huevos y pon las claras en un bol y las yemas en un pequeño recipiente.
- Ahora vamos a montar las claras. Échale a las claras una pizquita de sal y bátelas un poco con tu propia mano utilizando una de las varillas de la batidora eléctrica que vayas a utilizar, hasta que salga espuma.
- Bátelas con una batidora eléctrica hasta obtener una textura firme, tanto que si le das la vuelta al bol no caigan.
- Pon encima de otro bol un colador y echa encima la harina para que pase a través de él (coge el colador y ve dándole golpecitos para que caigan en el bol). A este proceso se llama tamizar y sirve para que quede sin grumos ni apelmazamientos.
- Incorpora también la levadura química, el azúcar, la canela, la ralladura de la piel de la naranja y el limón, las 2 yemas y el puré de calabaza.
- Mezcla todos esos ingredientes con unas varillas manuales o incluso con una lengua de cocina hasta que la mezcla sea homogénea y sin grumos de harina. El espesor debe ser similar al de una bechamel, que se hagan surcos y se queden unos segundos sin deshacerse. Si por lo que sea te ha quedado muy densa puedes añadir un poco del agua de la cocción de la calabaza, aunque con estas cantidades de los ingredientes no creo que sea necesario.
- Ahora ve incorporando las claras montadas en 3 o 4 tandas y con movimientos envolventes desde los bordes hacia el interior con una lengua de cocina. El objetivo es que la textura se mantenga esponjosa y no pierda el aire que aportan las claras.
- Ya simplemente nos queda freír los buñuelos de calabaza. En una sartén honda o cazo echa abundante aceite, pon el fuego fuerte y cuando el aceite esté bien caliente (sin que llegue a humear), ya lo tienes listo para freír los buñuelos. Si tienes un termómetro de cocina podrás medir la temperatura del aceite y empezar a freír cuando llegue a 170ºC, y si no siempre puedes echar un poquito de masa, si se quema rápidamente es que está muy fuerte el aceite y si burbujea poco es que le falta un poco de temperatura.
- Prepara un plato con papel de cocina encima para ir dejando encima los buñuelos cuando estén fritos.
- Para darle forma a los buñuelos puedes optar por varias opciones. Puedes utilizar un sacabolas de helado pero cogiendo de masa la mitad de la bola o incluso menos y, con su mecanismo habitual para después sacar la bola de los helados, aprieta el mango y así irán cayendo las porciones de masa al aceite. Otra opción es utilizar 2 cucharillas de postre para ir cogiendo porciones de masa y, ayudándote con ellas, le das un poco de forma redondita y la echa en el aceite.
- Cuando tengas el aceite preparado ve echando en él tandas de masa de buñuelos de forma que puedan caber todos flotando y sin estar unos encima de otros. Ten en cuenta que crecen bastante, casi al doble de su tamaño.
- Ve dándoles la vuelta con una espumadera. Suelen tardar unos 3-4 minutos aunque depende de la temperatura del aceite y de su tamaño, pero vigílalos y retíralos al plato con el papel de cocina cuando estén listos y con el dorado a tu gusto.
- Sigue con el resto de tandas y si lo necesitas utiliza más platos con papel de horno para no tener que poner los buñuelos unos encima de otros.
- Espolvorea por encima azúcar y muévelos un poco para que queden impregnados por todas partes.
Tiempo: 1 hora y 30 minutos
Sirve y degusta
Comerlos recién hechos y calientes es un gustazo, aunque cuidado con llevarlos a la boca justos después de freírlos porque podrías quemarte. Aún así, aguantan bastante bien el paso de las horas y, conservados en un recipiente cerrado una vez fríos, aguantan muy bien al menos hasta el día siguiente (diría que más días pero no he llegado a comprobarlo, ¡en casa vuelan!).
Es un bocado delicioso, su interior es muy esponjoso y el aroma de la canela y los cítricos se mezcla con el sabor de la calabaza, dando lugar a un dulce de auténtico… ¡escándalo!
Variaciones
Si prefieres la vainilla puedes añadirle a la masa unas gotas de esencia de vainilla en vez de la canela. También te sugiero que, además de la canela, incorpores un poco de cardamomo en polvo, a los dulces les sinta fenomenal, al igual que los clavos de olor molidos.
Consejos
Si quieres esmerarte a la hora de darles forma, opta por hacerlo con unas cucharillas. Aún así, verás que en el aceite van hinchándose y cogiendo buena forma de manera casi natural, así que no debes preocuparte en exceso ya que tienden a quedar redondos, si acaso con algún rabillo rebelde.
La calabaza también puedes cocinarla de otra forma, por ejemplo asada en el horno a 180ºC hasta que esté tierna (se asa cortada solamente por la mitad y puede tardar en torno a 1 hora, dependiendo de su tamaño), o incluso en el microondas, cortada en trozos y en un recipiente apto y tapado, también hasta que esté tierna (puede tardar en torno a 6-8 minutos).