Salmorejo cordobés. Cómo hacer la receta tradicional andaluza
Ingredientes para 4 personas
- 1 kg de tomates maduros.
- 150 g de pan con buena miga (típicamente se utiliza el pan de telera Cordobés).
- 1 diente de ajo.
- 100 g de aceite de oliva virgen extra.
- 1 cucharadita de sal.
- Para acompañar:
- 2 huevos.
- Jamón serrano en taquitos (si es ibérico, mejor que mejor).
El salmorejo cordobés es otra receta típicamente andaluza de sopa fría, que no puede ser más fácil y rápido de preparar, y sobre todo sabroso y refrescante. Además con su clásico acompañamiento de huevo duro y jamón, está de auténtico… ¡escándalo!
Cómo hacer salmorejo cordobés
- Primero vamos a cocer los huevos. En un cazo pon suficiente agua para poder cubrir los huevos y al fuego a temperatura alta, y antes de que empiece a hervir introduce los huevos en ella (para evitar que se resquebrajen por la diferencia de temperatura).
- Cuando empiece el agua a hervir cuenta 10 minutos para que se cuezan los huevos, y cuando se cumpla el tiempo retira el cazo del fuego y quita el agua caliente. Si necesitas enfriarlos rápidamente, déjalos a remojo en agua fría.
- Lava los tomates, córtalos en cuartos y colócalos en el vaso de la batidora (también puedes utilizar una batidora de mano o un robot). Tritúralos durante un par de minutos hasta que la mezcla sea bastante homogénea.
- Vierte el zumo de tomate que has preparado en un bol haciéndolo pasar a través de un colador para que quede fino y no incorpore pieles ni pepitas.
- Trocea el pan y añádelo a ese bol.
- Remuévelo todo junto para que el pan se humedezca, y déjalo reposar unos 10 minutos.
- Enjuaga el vaso de la batidora con un chorro de agua fría, escúrrelo y vuelve a introducir la mezcla de tomate y pan en él. Incorpora además el diente de ajo pelado y la sal.
- Tritúralo todo un par de minutos, y mientras está la batidora en acción ve incorporando el aceite de oliva poco a poco para que emulsione perfectamente, es decir, para que quede integrado en la mezcla. Verás que toma casi como por arte de magia un bonito color anaranjado.
- Pruébalo y rectifícalo de sal si es necesario, y también puedes añadir un poquito de agua si está muy espeso, aunque lo ideal es que esté suficientemente denso como para aguantar el peso del acompañamiento de huevos y jamón. Déjalo reposar en la nevera hasta que esté bien frío, al menos una hora, aunque de un día para otro está aún más sabroso.
- Pela los huevos y trocéalos como prefieras. Haz lo mismo con el jamón, lo ideal es que esté en pequeños taquitos.
Videorreceta del salmorejo cordobés
Tiempo: 15 minutos y el tiempo de enfriado
Sirve y degusta
Sírvelo bien frío en los platos de los comensales, e incorpora por encima de cada uno huevo y jamón al gusto. Si te sobra, puedes conservarlo en la nevera perfectamente 3-4 días e irlo tomando como aperitivo, ¡sienta genial!
Variaciones
Si quieres salirte de lo tradicional puedes acompañarlo de diferentes formas. Por ejemplo, espolvoreando pimienta negra recién molida por encima, o sirviendo a la vez un platito con una especie de guarnición formada por verduras cortadas (pimiento rojo, pimiento verde y pepino), cubitos de pan crujiente… lo que más te guste 😉
Y si quieres convertir tu salmorejo (o parte de él) en una salsa espectacular para aderezar ensaladas, platos de verdura, carnes o incluso pescados, no tienes más que añadir a la mezcla frutos secos. Te recomendamos preparar tu salmorejo de la forma que te hemos enseñado, y además reservar una pequeña parte de él para triturarlo con almendras y avellanas tostadas, ¡riquísimo!
Consejos
La clave de esta receta está en utilizar buenos ingredientes. Es importante que los tomates estén bastante rojos y maduros, y el aceite de oliva que utilices también va a marcar el sabor final del salmorejo, así que utiliza uno de sabor suave o bien más intenso en función de tus gustos.
Lo ideal es que dejes reposar el salmorejo en la nevera unas horas para que se asienten los sabores y esté aún más delicioso, pero si tienes prisa, puedes meterlo al congelador y servirlo cuando esté bien frío. También puedes sumergir los huevos ya cocidos y sin pelar en agua fría para que se templen rápidamente.