Salsa de queso roquefort y yogur para ensaladas, ¡riquísima!
Ingredientes para 4 raciones
- 1 yogur natural de 125 g sin azúcar. Puedes utilizar también yogur griego, en ese caso te quedará más espesa la salsa, y recuerda que no debe llevar azúcar.
- Una cucharada sopera de roquefort. En realidad esto va muy al gusto, depende de cuanto de potente quieras el sabor de la salsa. Puedes usar roquefort o cualquier otro tipo de queso azul, aunque yo siempre prefiero roquefort (o cabrales) porque se desmiga muy bien y el sabor es de lo más potente.
- Un poco de sal.
Esta salsa no tiene más que ventajas: es la salsa más fácil que puedes hacer (sin duda alguna, ya verád), no contiene nata ni harina ni ningún tipo de grasa extra más que la que aporta el propio queso por lo que es muy ligera, y además no necesita calor ni ensuciar recipientes aparte del bol que uses para prepararla… ¡es perfecta! Se trata de una variante de la salsa roquefort que me encanta tomar fría, como acompañamiento a ensaladas, ensaladillas, verduras, tapas y patatas, todo en plan fresquito y ligero. La textura que queda es un poco grumosa, lo que hace que en la boca notes pequeñas explosiones de roquefort, algo que es fantástico para quienes disfrutamos de los quesos potentes.
Preparación, cómo hacer salsa de queso roquefort y yogur
- ¡Atent@ que esto es muy rápido!
- Abre el yogur y muévelo con una cucharilla hasta que consigas una mezcla cremosa y sin grumos. Si el yogur es griego este paso apenas será necesario.
- En un bol echa el queso roquefort y la sal y con un tenedor ve desmenuzándolo, aplastándolo contra las paredes del bol para que se desmigue e incluso para que adquiera una consistencia cremosa.
- Añade un poco del yogur y mézclalo bien con el queso.
- Cuando se haya mezclado bien, añade el resto del yogur y remueve hasta que la textura sea la ideal para ti ya que si lo quieres muy fino deberás seguir aplastándolo, pero si te gusta con algunos grumos de queso simplemente mezclando un poco ya la tendrás lista.
- Prueba la mezcla y rectifica de sal si lo necesita, o incluso añade más queso roquefort si quieres conseguir un sabor más potente.
Tiempo: 5 minutos
Sirve y degusta
Esta salsa roquefort, como hemos comentado, es perfecta para acompañar ensaladas, ensaladillas, verduras, patatas, tapas… se me ocurren mil utilidades, como en esta espectacular ensalada de salmón con endivias y roquefort. Lo ideal es que esté fresquita, pero siempre recuerda sacarla del frigorífico media hora antes de consumir, y si la sirvo en una salsera al centro de la mesa me encanta colocar por encima unos trocitos desmigados de queso roquefort.
Queda cremosa y deliciosa, con ese punto de queso tan rico y con la satisfacción de tener una salsa lista en pocos minutos sin manchar apenas nada. En esta ocasión la he utilizado para aliñar una ensalada con brotes de lechuga, salmón ahumado y alcaparras, una combinación de auténtico… ¡escándalo!
Variaciones
Utiliza cualquier queso fuerte que te guste y que tenga cierta cremosidad como otras variedades de queso azul (como el cabrales o el gorgonzola), o el queso rulo de cabra. Me encanta utilizar esta salsa para acompañar ensaladas con ingredientes como las endivias, la manzana, las nueces, las aceitunas negras o el salmón ahumado, pero queda igualmente fenomenal con muchas otras combinaciones.
Quizás te sorprenda poder utilizar yogur como base para salsas, pero es un recurso muy fácil y sobre todo sano para prepararlas, como en esta salsa de mostaza y miel para carnes, ensaladas.
Consejos
Elige un queso de la mejor calidad posible y sobre todo que tenga un sabor muy potente y por supuesto que te guste, aunque con la mayoría de quesos azules vas a obtener un gran resultado.
Elegir un yogur griego te aportará más cremosidad, aunque quizás la mezcla final sepa demasiado al yogur. Con un yogur natural sin azúcar o 0% te aseguras no añadirle un exceso de grasa (como ocurre con la salsa roquefort caliente tradicional) y además la salsa queda muy cremosa, aunque cuidado porque en ocasiones a esos 0% les añaden edulcorantes, es decir, sabor azucarado, algo que queremos evitar para elaborar la salsa.
La textura final de la salsa la decides tú: puedes tener una salsa completamente homogénea y suave, o bien una con grumos del queso un poquito mezclados con el yogur. Ve probando y acertarás 😉