Tarta de Oreo y queso fría sin horno
Ingredientes para un molde de 20-23 cm de diámetro
- 2 paquetes de galletas Oreo de 154 g cada uno. Utiliza 170 g para la base (un poco más de un paquete entero) y el resto para la decoración superior (unos 138 g).
- 80 g de mantequilla sin sal.
- 300 g de queso crema.
- 300 ml de nata para montar con un mínimo de 35% de materia grasa. Esto es importante para que después monte bien.
- 80 g de azúcar blanco.
Esta tarta es perfecta para preparar cuando hace calor porque se elabora todo en frío, aunque es apta para comerla durante todo el año porque a ver quién se resiste, ¡está buenísima! Además se prepara de forma sencilla y necesita pocos ingredientes, ¿qué más se puede pedir? Y aunque es una tarta de queso, las protagonistas aquí son las galletas Oreo, que le aportan su característico sabor y sobre todo ese puntito de sal que al menos para mi es el que marca la diferencia respecto a utilizar otro tipo de galletas.
Preparación, cómo hacer la receta de tarta de Oreo y queso
- Ten la nata en la nevera y también el bol en el que vayas a montarla para que esté todo bien frío.
- Empezamos preparando la base. Tritura los 170 g de galletas para la base utilizando una picadora, en un mortero, presionándolas con un vaso, metiéndolas en una bolsa de plástico y pasándoles el rodillo o con un robot como he hecho yo.
- Derrite la mantequilla introduciéndola unos segundos en un bol en el microondas, y cuando esté fundida vierte encima las galletas picadas y mézclalo muy bien.
- Vierte la masa en el molde y ve presionando con una cuchara para que la base quede compacta y lisa. Mete el molde a la nevera mientras preparas el relleno de la tarta para que se enfríe.
- Pon el queso crema en un bol y bátelo con una batidora de varillas eléctrica para que quede cremoso y no está excesivamente compacto.
- En el otro bol que tenías en la nevera monta la nata. Para ello viértela en el bol y bátela con una batidora de varillas eléctrica. Cuando empiece a estar espesa añádele el azúcar y sigue batiendo hasta que coja consistencia densa y se haya montado, pero cuidado porque si te pasas de batirla puede convertirse en mantequilla y tendrías que empezar el proceso de nuevo con otra nata.
- Incorpora poco a poco el queso al bol con la nata y el azúcar y sigue batiendo hasta que se integren por completo.
- Saca el molde de la nevera y vierte en él el relleno. Con ayuda de una cuchara alísalo bien para que quede perfecto, y de nuevo a la nevera durante al menos 4 horas para que quede compacta, o si lo prefieres, déjala toda la noche en la nevera.
- Cuando haya pasado el reposo, saca el molde de la nevera. De las galletas restantes pica 3 o 4 y espolvoréalas por encima.
- El resto córtalas con tus propias manos en cuartos de forma irregular y ve colocándolas a tu gusto. A mi me gusta mucho este efecto de «campo de batalla de Oreos», el acabado es irregular y elegante.
- Desmolda la tarta y sírvela.
Tiempo: 45 minutos más al menos 4 horas de reposo
Sirve y degusta
Consérvala en la nevera hasta el momento de servirla, para que llegue a la mesa bien fría y se mantenga bien de forma sin desmoronarse por el calor. Si utilizas un molde desmontable como el mío una vez que la desmoldes puedes servirla en su propia base como verás en la fotografía, ya que hace de plato e incluso puedes cortarla encima de él.
Cremosa, con sabor a queso y Oreo, y sobre todo con el punto saladito que le dan estas galletas y que a mi personalmente me encanta, está de… ¡escándalo!
Variaciones
La mayor variación que puedes hacer con esta receta es decorarla de otra forma. Puedes colocar encima solo galletas pulverizadas, o galletas enteras de forma horizontal o vertical, incrustar trozos de galletas en el relleno… como más te guste 😉
Consejos
Para evitar que la mezcla contenga aire, intenta que las varillas de la batidora no salgan mucho de la mezcla y así evitar que incorporen ese aire. Esto es importante para que la textura final de tu tarta esté compacta y perfecta.
Si prefieres convertirla en una tarta helada, tan solo tienes que dejarla en el congelador y servirla así directamente. De hecho esto es un truco para tenerla lista antes de tiempo, ya que si vas con algo de prisa, puedes hacer el reposo de la tarta en el congelador en vez de en la nevera, para que compacte antes.