Unos días en Cáceres, Capital Española de la Gastronomía 2015
La primera vez que fui a Cáceres hace unos cuantos años, me pareció que había tardado demasiado tiempo en descubrir lo bonita que es y todo lo que ofrece, y este año hemos disfrutado muchísimo al volver a visitarla. No solo por volver, sino porque Cáceres es la Capital Española de la Gastronomía 2015, y sin duda era un motivo más para para acercarse y darle un capricho al paladar sin tener que entrar en la cocina, algo que también se agradece 😛
Apenas estuvimos un fin de semana, y a la hora de elegir dónde comer o cenar nos guiamos por la pura intuición y tras la lectura de las cartas que exponen en el exterior de los locales, algo que es de agradecer (y que aunque parezca muy obvio, no siempre ocurre).
La gastronomía de Cáceres es de producto. Respetan con exquisitez las materias primas más tradicionales de la zona, y saben presentarlas de tal forma que, sin disfrazarlas, las ensalzan con elementos y combinaciones innovadoras, sin olvidar la presentación.
Nada más llegar a la ciudad, nos fuimos derechos a la Plaza Mayor, el centro neurálgico del lugar con muy buen ambiente y gran variedad de restaurantes y bares donde poder cenar. Para elegir el lugar donde cenar, lo cierto es que solemos alejarnos de los puntos turísticos clave por el típico prejuicio de que por estar bien situados, no cuidan la cocina de igual forma que otro local en ubicación menos visible y que tiene que atraer a los comensales con propuestas culinarias atractivas.
¡Nada más lejos de la realidad! En la propia Plaza Mayor, en el punto más céntrico de la misma, había un restaurante repleto de gente, y tras ver (y oler) los platos que iban sirviendo a las mesas de la terraza y una lectura de la carta, rápidamente nos sentamos en una de las pocas mesas que quedaban libres. El nombre del restaurante es «Los Portales».
La primera sorpresa nada más sentarnos fue recibir cartas electrónicas perfectamente iluminadas para poder leerla con comodidad (ya que la iluminación nocturna es totalmente anaranjada y eso dificulta un poco la labor). Así, pedimos una serie de platos que probamos los 4 comensales que formábamos la mesa, a modo de tapeo, porque lo que más nos gusta es la variedad y probar distintas propuestas.
Todo eso regado con dos tipos de vinos (cada uno a gusto del comensal), uno tinto llamado «Habla del Silencio» de las bodegas «Habla» que estaba exquisito, y otro blanco llamado «Primavera Árabe», muy afrutado y fresco. Ambos son un clásico extremeño, y nos gustaron tanto que no solo siguieron regando nuestras comidas y cenas en Cáceres, sino que nos hicimos con unas botellas que hemos reservado para ocasiones especiales.
Y, por fin, llegó la cena (perdonad por los colores pero he preferido darle un toque vintage para que se aprecien las presentaciones, ya que la iluminación anaranjada afectaba demasiado a los colores):
De arriba a abajo y de derecha a izquierda, un revuelto cremoso de bacalao con patatas fritas caseras, milhojas de secreto ibérico con patatas panaderas (creo que son las mejores patatas panaderas que he probado en mi vida!), torta del casar con tostadas, empanadillas rellenas de patatera (un embutido parecido al chorizo que está hecho con grasa de cerdo ibérico y puré de patatas), brocheta de solomillo con verduritas, y por último pulpo a la gallega.
¿Lo que más me gustó? Sin duda el milhojas de secreto, cuya parte grasa estaba realmente crujiente, con un interior jugoso, y como ya he dicho, con las mejores patatas panaderas que se haya hecho nunca 😛
Y de postre:
Brownie de chocolate con nueces, tarta de queso con sirope de fresa, y tarta de chocolate y galletas, todos por supuesto caseros y sabrosísimos.
A la mañana siguiente de llegar a la ciudad, nos acercamos al punto de información situado en la Plaza Mayor, donde pudimos recoger un folleto con el calendario de eventos y actividades programados especialmente con motivo de que sea la Capital Española de la Gastronomía 2015. Echamos en falta que dicho calendario informase de los días concretos de tales eventos, ya que simplemente se agrupaban por meses.
Tras una intensa mañana de turismo por la ciudad, tocaba reponer fuerzas, y nos llamó la atención una taberna llamada «Puerta de Mérida» por los platos tan originales que ofrecía en su carta. Pasar por allí y comer en plan tapeo fue una muy buena elección, y si no juzgad vosotros mismos:
Ensalada con verduras ecológicas, carne mechada y vinagreta de mostaza, riquísima y fresca, todo sabor.
Foie de pato con confitura casera de arándanos, mousaka de berenjena y morcilla, y tosta con queso Torta del Casar y manzana. Y olvidé fotografiar un carpaccio de atún rojo que estaba absolutamente increíble. Sin duda un lugar muy recomendado.
Ya por la noche, seguíamos con ganas de tapeo, y entramos a un local llamado «La Tapería» donde sin duda vimos nuestro objetivo conseguido (y su nombre no nos pudo resultar más sugerente). Con el reclamo de 5€ por tapa y una carta muy original, cenamos genial, pues las cantidades en la mayoría de los casos eran bastante generosas, y las tapas estaban sabrosísimas y llenas de matices, tal y como sus tentadores nombres prometían.
Nada más pedir las bebidas, nos dieron una tapa de arroz con verduras que estaba en buen punto, calentito y con muchas verduras.
Burguer-brioche de retinto con mayonesa trufada y crujientes de verduras, cuya carne estaba realmente jugosa y sabrosa, aunque al crujiente le faltara, precisamente, crujiente.
Tortilla de ternera con jalapeños, maíz y gratinado de queso.
Salmorejo con palitos de berenjena en tempura y miel. Fue una de las tapas que más nos gustó, cantidad generosa y el salmorejo perfectamente ejecutado además de un rebozado crujiente. Una combinación de 10.
Milhojas de pan cristal con Torta del Casar y boquerones en vinagre. Una vez resuelto el misterio del pan de cristal, efectivamente era una tapa un poco complicada de comer y sobre todo de compartir, porque al partirla se desmontaba bastante, pero estaba deliciosa.
Empanadillas de queso de cabra, finas hierbas y tomate confitado. Crujientes, muy bien escurridas y fritas (no había exceso de aceite por ningún sitio), y con un relleno muy equilibrado.
Carrillera a baja temperatura con café y puré ahumado, y que luego (menos mal para mi) no era exactamente con café, sino «al café», que no es lo mismo. La carne estaba jugosísima, la salsa abundante, y el puré terminaba de equilibrarlo todo.
Al día siguiente y para despedir la ciudad, casi de casualidad, decidimos repetir en el lugar en el que habíamos cenado la primera noche, el restaurante «Los Portales» en el corazón de la Plaza Mayor, donde el ambiente era inmejorable en un día soleado muy primaveral, y deliciosos platos saliendo hacia las mesas exteriores situadas en la plaza. Había un menú de 12€ con primero, segundo, postre, pan y bebida que nos supo a gloria, y estos son algunos de los platos que pudimos degustar:
Aperitivo con el que te hacen la breve espera mucho más amena, a la vez que comienzas con la bebida (y por supuesto nuestros correspondientes vinos extremeños).
Revuelto de setas con patatas fritas caseras. Me gustó mucho porque estaba bien aromatizado y tenía muchísimas más setas que huevo.
Migas extremeñas. No puedes pasar por allí y no probar este plato tradicional, que aromatizado con el famoso Pimentón de la Vera, está de… ¡escándalo!
Espárragos a la plancha. Si quieres comer algo ligerito, también tienen propuestas como esta. Los espárragos podrían haber estado un poquito más hechos, pero lo cierto es que estaban jugosos, la materia prima era de calidad.
Pulpo a la gallega con cachelos. Más que pulpo parecía potón, pero lo cierto es que estaba muy bien cocido, y para ser un plato de un menú de 12€, no estaba nada mal.
Solomillo de cerdo con salsa de Torta del Casar, puré de patata con su crujiente y menestra de verduras. Uno de los platos más espectaculares en su presentación, sobre todo por la «montaña de patata» compuesta por puré y un gracioso crujiente en su cima. El solomillo estaba lo que nosotros llamamos «en su punto», es decir, sin sangrar pero muy jugoso, y la salsa de queso riquísima.
Carrillada en salsa con patatas y verduritas. La graciosa cestita de las patatas era el toque innovador a un plato tradicional que estaba muy bien hecho, la carne muy jugosa y sobre todo bastante especiada tintes árabes, todo un acierto.
La verdad es que comimos genial, y el ambiente primaveral en la Plaza Mayor era magnífico.
Tarta de chocolate y galletas, por supuesto casera. Perfecta para los fanáticos del chocolate, ya que era muy densa y el sabor de cada cucharada era muy intenso.
Tarta de queso con sirope de fresa, casera también. Me llama la atención la presencia en los postres de los alquejenjes o physalis, esos frutos de color naranja que parecen cerezas pero sin hueso y más ácidas. Sin duda les da un toque decorativo que queda genial.
¿Y de precio? Viendo los tickets de los distintos restaurantes y taperías, estuvimos comiendo y cenando durante todo el fin de semana por entre 12 y 15€ por persona y servicio, y teniendo en cuenta la calidad de la misma, es un precio fantástico.
Lo cierto es que razones no faltan para entender que Cáceres sea la Capital Gastronómica 2015, sin duda una visita obligada para los que disfrutamos tanto cocinando como degustando.